¿Qué esperas? ¿A que alguien te de permiso?

¿Cuál es tu excusa de hoy para no comenzar?

Aquí hay algunas excusas excelentes para no tomar el timón de tu vida y cambiarla de inmediato: No tengo título, no tengo dinero, no tengo conexiones, estoy ocupadísimo, no gano lo suficiente, no hablo inglés, no tengo automóvil, vivo en un país deficiente, mi trabajo ya es difícil sin perseguir mas metas aún, me duele la espalda, perdió Holanda, es mucho riesgo, está lloviendo, mi esposa está dormida, …

La diferencia entre alguien que hace algo de la nada y alguien que no hace nada es que el ganador ignora la voz dentro de su cerebro que le da excusa tras excusa para no tomar acción.

Todos tenemos una persona extremadamente productiva dentro de nosotros.  Simplemente esta durmiente, esperando a que dejemos de creerle a las excusas.

El perseguir el éxito es como tener hijos.  Nunca hay un tiempo perfecto.  Simplemente ocurre cuando tú decides.

PostData: Este artículo de blog lo escribí en un momento muy inoportuno: Estoy a punto de dar un informe de progreso de un proyecto. Si hay una excusa perfecto para no hacer nada es esta.

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Hacer las cosas bien es un hábito

En este blog he mencionado varias veces que la calidad del trabajo entregado siempre debe de ser alta.  Lo más alta posible, de hecho.

El tema de la calidad es un tema que apenas he tocado en profundidad, y es hora de comenzar a tocarlo más a fondo, ya que es sumamente importante por dos razones: 1) La alta calidad en el trabajo entregado es absolutamente vital para la superación profesional (es decir, bajo ninguna condición es aceptable entregar trabajo de baja calidad); y 2) En mi experiencia, los Latinos, dentro de nuestras culturas, no valoramos tanto la calidad como otras culturas lo hacen.

En este artículo me enfoco en un aspecto clave de hacer entregas de alta calidad una y otra vez sin que haya excepciones. En un profesional competente, simplemente todo lo que entrega como “terminado” es de alta calidad. Si José Ramos estuvo a cargo de la tarea, entonces todos saben si la tarea está bien hecha, o mal hecha; no es necesario verla.  Cuando un profesional adopta el hábito de entregar a tiempo y bien hecho, todos pueden depender de esa persona.  Eso persona vale mucho, donde quiera que vaya.

¿Cómo llegamos a ser ese mítico José Ramos?

Un aspecto clave del éxito es que todo lo que constituye el éxito es un hábito.  No se hacen las cosas bien una vez, se hacen bien siempre.  No se hace un esfuerzo a medias en una tarea, y en la tarea siguiente (la importante, que va a ver el jefe) se hace un trabajo excepcional.  O se hace todo bien o se hace todo mediocre.

Ser bien hecho, puntual, profesional, considerado, cortés, fuerte, amigable, honesto, cumplido, leal, confiable,  todos los aspectos que son cimientos del éxito son opcionales (pueden ser aprendidos) y para la gente que los posee, son hábitos.  Son cosas que se hacen siempre y automáticamente.

Ser bien hecho es difícil.  Es difícil porque ser bien hecho significa trabajar duro para terminar antes de tiempo para tener tiempo de perfeccionar el trabajo.  Ser bien hecho es difícil porque hasta la asignación más odiada tiene que ser perfeccionada.  Ser bien hecho es difícil porque se debe de leer el escrito 15 veces después de haberlo terminado por primera vez para asegurarse que todo esté hecho lo mejor posible. Ser bien hecho es difícil porque la gente que te rodea probablemente espera mediocridad de ti, así que entregar un trabajo con obvios errores es aceptable para los que te rodean.  Ser bien hecho es difícil porque es algo que, cuando estas rodeado de mediocridad, haces más que nada por ti.

Asimismo, adoptar el hábito de ser bien hecho y entregar el mejor trabajo posible te trae un grandísimo beneficio: Te permite entregar el mejor trabajo que eres capaz de entregar. ¿Acaso no te mereces que tu futuro sea determinado por haber hecho el mejor trabajo del cual eres capaz, y no por lo que salió al primer intento y con prisas?

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El derrumbe del equipo mexicano

Finalmente pasó hoy. El equipo de México se derrumbó después del gol de Argentina que pareciera fuera de lugar.

Como me imagino el resto de mexicanos, yo estaba viendo el partido en esos minutos  cuando ocurrió el primer y segundo gol de Argentina en el partido.  Antes del primer gol, el equipo Mexicano estaba jugando como si quisiera ganar ese partido. Entradas fuertes, tiros a gol buenos; y el equipo argentino estaba haciendo lo mismo.  Iba a ser un buen partido.

Pero pasó lo que los mexicanos podríamos decir es una injusticia: El primer gol de Argentina fue fuera de lugar, pero los árbitros no lo marcaron como tal y el gol se quedó en el marcador.

La reacción del equipo mexicano fue una que se ha vuelto estereotípica de nuestro país: Se derrumbó.  A tal grado que el segundo gol de Argentina fue uno tan humillante y patético (para México) que hubiera tenido más gloria para el equipo mexicano si hubiera sido auto gol.  Toda esa energía que había al principio del partido se desintegró y los mexicanos regalaron el partido.  Por eso paré de ver el partido en ese momento.  Seguir viendo eso sería un gasto de tiempo.  La intención del equipo mexicano de hacer todo su esfuerzo por perder el partido en protesta estaba clara.

Pero en realidad no quiero hablar de futbol.

Me molesta mucho lo que pasó en el partido no porque México perdió, sino porque lo que ví en la pantalla era un grupo de personas que desempeñan en su campo a muy alto nivel, dejándose derrotar por una simple injusticia.

Está bien, fue injusto lo que ocurrió. Pero cuando los árbitros declararon que así se quedaba el marcador, la realidad era que el equipo mexicano estaba debajo uno a cero.  Había mucho trabajo que hacer.  Si antes estaban jugando bien, era hora de subir el juego a un nivel aún más alto. Era hora de salvar el partido. No era hora de llorar y de cruzar los brazos y de (conscientemente o no) perder el partido.

Mi punto es este: Cuando a ustedes les pase lo mismo: Una injusticia, algún problema que les llegó sin que se lo ganaran, alguna decisión de Dios que no les favorece, no debe uno de dejarse caer al abismo.  Uno debe de limitar el daño, de empezar de nuevo con una mente clara, y seguir adelante.

¿Que debió haber hecho el equipo mexicano? Decirse a sí mismos: “Estamos en los octavos de final de la copa mundial, jugando contra Argentina y estamos perdiendo por un gol en el primer tiempo. ¡Hora de jugar el mejor juego de mi vida!”

Cuando México, y no solo la selección nacional, sino todos los mexicanos tomemos esa actitud ante la adversidad y los problemas que la vida a todos nos trae, entonces vamos a ser ganadores. No sé si con una actitud diferente el equipo de México hubiera ganado el partido, pero sí sé que se hubiera ganado el derecho de salir del campo con dignidad y con la cabeza alzada, satisfechos sabiendo que en ese campo hicieron el mejor esfuerzo posible.

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La calidad: El valor perdido de nuestras culturas

Me tomó un par de años viviendo en México para verificar las insultantes palabras de una empresaria americana al explicar por qué su empresa no tenía operaciones en México: “Intentamos abrir fábricas en México, pero encontramos que simplemente no tienen la ética del trabajo que requerimos.”

Dolió mucho escuchar eso. Pero me dolió aún más cuando me di cuenta que estuviera completamente en lo cierto esa persona.

¿Se supone que esto es una escuela?

(Foto tomada del Blog de Diana Velasco)

Puedo decir con certeza que no hacemos el mejor trabajo del cual somos capaces. El hábito que tenemos es el de buscar siempre el mínimo esfuerzo posible, el camino más fácil, la entrega más rápida, el obstáculo más pequeño.

¿Acaso no se nota el error a primera vista?

Tenemos todo tipo de métodos para justificar entregar baja calidad: Redefinimos el problema para justificar nuestra solución (una solución fácil de implementar, claro), ignoramos lo complejo del problema y solucionamos solo la mayor parte del problema, gastamos tiempo temprano en el proceso para después entregar justo a tiempo y de alguna manera justificar (aunque sea a uno mismo) entregar de baja calidad. Uno se dice a sí mismo: “Vaya, que bueno que trabajé toda la noche para entregar, hice un gran esfuerzo al trabajar tanto tiempo para entregar a tiempo.” Sin embargo, la verdad es que entregamos un trabajo mediocre, con obvios errores, de calidad que nos hace ver completamente incompetentes.

Mi punto es este: Uno no puede llegar a sobresalir sin hacer trabajos bien hechos, consistentemente.

Hay un millón de excusas que puede uno inventar para no hacer algo bien hecho, pero eso solo es mentirnos a nosotros mismos para justificar la mediocridad. Los profesionales competentes no inventan excusas. No se apuran en el último día para entregar el trabajo. Se apuran para terminar la primera versión de su trabajo en 60% del tiempo, y el otro 40% del tiempo lo perfeccionan. Lo que entregan es algo perfeccionado (ojo, que digo “perfeccionado” y no “perfecto,” la diferencia entre los dos términos define la productividad, pero ese es otro tema).

Si alguna vez desean ver a alguien en acción que entrega a tiempo y bien hecho, vean a Phil Jackson, el entrenador de los Lakers. En los juegos, el siempre parece más un espectador que entrenador. La razón, Jackson ha dicho, es que cuando el juego comienza ya todo está hecho, no hay nada más que hacer. Los jugadores tienen toda la preparación para el juego que pueden tener. El trabajo está terminado a tiempo, bien hecho.

En tu siguiente trabajo, intenta esto: Termina un día antes. Apúrate no al final, el dia antes de entregar, sino al principio. Pretende que la entrega es un día antes. El día anterior de la entrega dedícalo a perfeccionar tu trabajo. Inspecciona tu trabajo de todos los ángulos, quítale y ponle aquí y allá. Vas a ver la satisfacción que vas a sentir al saber que podrías haber entregado tu primera versión, pero entregaste esta que está mucho mejor hecha.

Lo bien hecho nunca es accidental, ni es como salió el primer intento.

¡Ten mucho cuidado, porque ser bien hecho es adictivo!

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No todos podemos ser ingenieros

Yo creo que mi padre no lo sabe, pero una de sus anécdotas humorísticas de su experiencia en la universidad es una de mis favoritas y primeras lecciones del éxito.

Mi padre asistió a la universidad en Morelia, México. La universidad que asistió era del tipo en el cual todos los profesores eran monjes. Por consecuencia, eran muy estrictos con los estudiantes. Esto le sirvió (y continua a servirle) mucho a mi padre ya que a consecuencia, mi padre siempre hace un trabajo bien hecho en todo lo que intenta. No porque mi padre es perfecto, sino porque conscientemente hace el mejor trabajo posible en todo lo que intenta. Pero ese es otro tema.

La historia que mi padre cuenta es esta:

Cuando estudiaba matemáticas, trabajaba sin calculadora, pues no existían. Teníamos regla de cálculo, pero no nos permitían usarlas, y para el tipo de problemas que nos asignaban, ni hubieran ayudado. En un típico examen, el profesor puso el examen entero en el pizarrón, consistía de tres problemas que resolver. Podíamos usar cualquier libro o material de referencia que quisiéramos, pues los problemas no estaban en ningún libro. Así que al escribir los problemas, el profesor procedió a marcharse del salón para darnos tiempo de resolverlos. Al salir vio nuestra expresión en la cara al ver la dificultad de los problemas. El profesor nos dijo estas palabras de consuelo: Oigan, si no pueden resolver estos problemas, no se preocupen. En realidad no hay nada que temer, en serio. No pierdan sueño si no pueden resolver esto. No solo se necesitan ingenieros; alguien tiene que limpiar los baños, barrer los pisos, cargar materiales de construcción; en fin, no se preocupen en lo más mínimo. Ninguno de ustedes se va a quedar sin trabajo si no pueden resolver estos problemas perfectamente. Después del discurso motivacional, se marchó y nos dejó para contestar el examen.

Cuando me contó esta historia mi padre por primera vez, mi reacción fue típica: Que profesor tan cínico y malo. Qué bueno que ya no hay profesores así en el mundo. !Por lo menos que bueno que no me tocó ninguno así a mí!

Pero mientras más observo y más aprendo, me doy cuenta de cuanta verdad había en los comentarios fríos de ese profesor.

Todo esto puedo ver yo como verdadero en el comentario del profesor:

  • Llegar a ser “alguien” es difícil
  • Vale la pena hacerlo precisamente porque es difícil
  • Si fuera fácil, no sería extraordinario, y si no fuera extraordinario, por definición sería mediocre. Ser ingeniero (y más en esos tiempos) es ser extraordinario. Por lo tanto, no va a ser fácil.
  • ¿Para qué te estresas? Si has decidido perseguir algo que vale la pena, haces lo que se requiere. Si no, no.
  • Siempre tenemos la opción de ser mediocres. Siempre. El camino fácil (no estudiar y no resolver los problemas, por ejemplo) está siempre a la mano. Siempre es una opción. En cuanto uno desee tomarla, la toma uno.
  • Hay muchísimo espacio en el mundo para la gente mediocre. Por definición, lo mediocre está presente en todos lados y en la mayoría de la gente.
  • Si eres mediocre, está bien. No hay un imperativo de la vida que diga que uno debe de ser extraordinario. Ser mediocre es lo normal. No hay nada de malo en ser normal.
  • Por último, si deseas ser excepcional y tienes la habilidad de serlo, no te atrevas a quejarte. Has el trabajo, aprende lo que debes de aprender, aprende a ejecutar bien. No hagas excusas, y si desarrollas el hábito de hacer lo que se necesita hacer para lograr lo que quieres, hasta entonces vas a ser excepcional.

Mi padre es una persona brillante y trabajador. Alguien a quien aprecio muchísimo. No crecí con el (creo que mi madre fue demasiado independiente y fuerte para aguantar ciertas cosas, la verdad no quiero saber que causó su divorcio), pero sí crecí escuchando acerca de mi padre. Cuando por fin lo conocí bien ya de adolescente y adulto, descubrí lo mucho que me parecía yo a él (¡la genética es impresionante!), y lo mucho que él me podía enseñar. Esta simple anécdota, contada con la intención de entretener, me ha dado vueltas en la cabeza desde la primera vez que la escuché.

En muchos aspectos se volvió una de los primeros puntos de referencia del éxito para mí.

Gracias padre, por mis genes, por tu amistad, y por plantar la semilla del éxito en mi mente con esta simple historia. Y bueno, creo que también le debo de agradecer a tu profesor. Hemos todos escuchado del profesor que cambia nuestras vidas, ¿pero cuantas veces hemos escuchado del profesor que cambia la vida de los hijos del estudiante tan directamente?

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¿Te pagan por pensar o por hacer?

Hasta hace un poco tiempo, yo sostenía que me pagaban un buen sueldo por pensar. Mi mente era lo que realmente “rentaba” la gente que me contrataba. Mi experiencia, mi sabiduría, mi habilidad de ver los verdaderos problemas es lo que valía en mí, y era el beneficio que contratarme a mí bridaba.

Estaba equivocado.

A mí, y a todos los demás que trabajamos a cambio de dinero, nos pagan por hacer una cosa: Entregar el trabajo.

Hasta a un filósofo que se dedica a pensar acerca de pensar le pagan por entregar. Terminar el libro, articular su reflexión en un artículo de revista, enseñar la clase, etc. Hasta alguien que tradicionalmente pensamos que “no hace nada” (Palabras de gente que he escuchado, no mías), le pagan por entregar su trabajo.

Todas esas cosas que mencioné antes: Mi experiencia, mi sabiduría, mi habilidad de ver los verdaderos problemas; todo eso sirve, pero son herramientas que tengo para entregar. Si no entrego el trabajo a tiempo y bien hecho, no valen nada las herramientas que tengo a mi disposición. Lo único que vale es el trabajo entregado, bien hecho, a tiempo.

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Como progresar en América Latina (Parte 3) – El hábito de la lectura

Este es un artículo en la serie de artículos sobre el progreso en América Latina:

En nuestros países no se acostumbra a leer. Leemos lo absolutamente requerido en la escuela; y aun así no leemos, porque le pedimos a nuestro amigo que nos deje copiar el trabajo.

Esto no es algo particular a los mediocres de nuestra sociedad: En México las librerías no te permiten ojear los libros, y hasta no puede uno ni ver cuales títulos están disponibles, tiene uno que pedir el libro en un mostrador por nombre a la persona atendiendo.

Todo esto es un grave problema para quien desea progresar. He mencionado que el grandísimo secreto del éxito es que no hay secreto. La clave del progreso es acción inteligente, trabajo duro, y lecciones aprendidas. Sin la lectura, y por ende, sin aprendizaje, ¿de dónde va a venir la acción inteligente? En nuestros países hay un gran vacío de sabiduría de cómo llegar al éxito. ¿De dónde va a llegar esa sabiduría para lograr: 1) Capacitarse y hacerse experto en su campo, y 2) Saber que decisiones tomar y como guiar su carrera profesional?

La respuesta es mediante le lectura. Así como usted, lector, lee este artículo, así mismo debe de leer muchas otras cosas para poder lograr el éxito. No hablo de leer en la web. Aunque es el medio por el cual probablemente esté leyendo este texto, la verdadera y profunda sabiduría se encuentra en los libros. Un libro es un pensamiento completo, una idea explicada de principio a fin, explorando los puntos relevantes a una profundidad que ningún autor de la web pueda hacerlo dedicando a esciribir una hora diaria.

La verdadera sabiduría está en los libros. ¿Está usted listo para regalarse el tiempo de aprender?

Como punto de referencia, yo le dedico tiempo a leer muchos libros. Leo un promedio de tres libros a la vez. Leo acerca de desarrollo y diseño de sistemas, negocios, de las industries en cuyos proyectos trabajo, leo libros de caricaturas humorísticas (si, ¡esos cuentan también!), leo de política, de filosofía, de superación personal, en fin, de todos los temas que me interesan leo.

Siendo ingeniero de sistemas, ¿de qué me sirve leer de cosas que no tienen que ver con mi campo directamente? De muchísimo. Puedo entablar una conversación con cualquier persona acerca de casi cualquier tema. Puedo demonstrar sabiduría básica de muchos temas complejos que no son mi campo. En otras palabras, puedo dar una buena primera impresión. En el mundo de los negocios, sea uno un jefe de empresa o un simple empleado, siempre es bueno dar la mejor primera impresión posible. Uno nunca sabe de dónde va a salir la siguiente oportunidad.

Tener el hábito de leer tiene incontables beneficios. Yo no creo que uno nazca con más inteligencia que cualquier otro, salvo a los que nacen con una deshabilitad mental. Yo creo que uno se acostumbra a aprender o a no aprender. A ser trabajador o a no serlo. A tener iniciativa o a no tenerla. A entablar conversaciones o a no hacerlo. El de la lectura es implemente otro habito que se aprende. Lo que lo hace diferente es que tener el hábito de la lectura es uno que trae beneficios fuera de proporción.

Si usted no está leyendo, si competencia si lo está.

Como comentario final, les hago esta pregunta: ¿Si usted tiene acceso a la información y escoge no absorberla cuando tiene la oportunidad, de quien es culpa si alguna día la necesita y nunca optó por simplemente tomarla? No hay hábito, en mi opinión, que valga más la pena adoptar que el de la lectura continua.

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¿Generalista o especialista?

En teoría tiene sentido escoger ser un generalista: Uno entiende un poco de muchas cosas y por lo tanto uno puede hacer más cosas en una empresa. En computación, por ejemplo, se ve llamativa la opción de saber un poco de redes, un poco de programación de sistemas, un poco de aplicaciones como Word y Excel, y un poco de administración de bases de datos. ¡Uno es útil para muchas cosas!

El problema es que un generalista sabe meterse en problemas, pero demasiadas veces no sabe salirse de ellos.

Aprender fundamentos es difícil. Estoy hablando de saber no solo el cómo, sino el por qué. También hablo de comprender no solo el 80% de algún tema, sino también el otro 15+% que nos convierte en expertos. Lo que creemos que nunca usaremos “en la vida real.”

¿Por qué la falta de aprecio a la gente que abarca más campo de sabiduría aunque a menos profundidad? Simple: Porque los generalistas son completamente reemplazables.

Hay gente que conoce un poco de todo en todas partes. Hay familiares, hijos, amigos, extraños, conocidos, taxistas, etc. No ayuda mucho que mucha gente estudia campos generalistas (por ejemplo, informática en vez de ingenierías) porque tienen la reputación de ser mas fácil estudio, y porque la gente en general piensa que es mejor servir para varias cosas que para una sola.

Me imagino que algún día fue buena idea saber un poco de todo, para servir en más áreas. Ese tiempo se está acabando. Hace una generación, el graduarse de la preparatoria era ya una gran ventaja, pero los tiempos cambian. Los empleos del mañana son en campos especializados. El que sirve ahora y vale más que el oro es el que sabe hacer cosas difíciles: Es el que sabe resolver problemas. Eso es un especialista.

Las buenas noticias: La mayor oportunidad para especialistas nuevos esta en América Latina. EEUU y el resto del primer mundo tiene muchos especialistas. Nuestros países tienen un gran vacío de especialistas (y ese es un grave problema digno de otro artículo aparte), y cualquier especialista que demuestre su saber tiene muchísimas puertas abiertas.

Por último, les ofrezco una anécdota personal: Soy especialista en mi campo. La última oportunidad que aproveché me llego solita. La empresa me contactó, me invitaron a aprender mas sobre la oportunidad que tenían, me pagaron el viaje a visitarlos (de México a EEUU), y me hicieron una oferta muy buena cuando los visité. Todo esto en tiempo de “crisis” cuando supuestamente no había oportunidades en ningún lado. Créanme: Ser especialista cuesta trabajo, pero es sumamente liberante.

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Acerca de mí y de este blog

Creo que no lo he dicho explícitamente, pero se merecen saber quien escribe esto, cuál es mi meta en hacerlo, y por que podría interesarles lo que pongo aquí.

¿Quién es Gabriel Magaña?

Soy ingeniero de sistemas, de 37 años de edad. Nací en Morelia, México, y emigré a EEUU a los 10 años de edad. Mi familia siempre tuvo enlaces con EEUU, desde mis abuelos maternos que se fueron de braceros a EEUU durante la segunda guerra mundial y los años posteriores (Aunque por varias razones no obtuve mi legalidad en EEUU hasta los 21-22 años de edad). Tengo familia en ambos países, aunque la del lado Mexicano es más numerosa.

El autor con su esposa, Mili

El autor con su esposa, Mili

Estudié en EEUU desde el quinto grado de primaria hasta la universidad, por lo tanto soy una mezcla de mexicano y americano en todas las cosas. En el lado social creo que como dijo la India María, no soy ni de aquí ni de allá; muchas veces no me encuentro socialmente. Pero en el aspecto profesional, soy 100% americano. Así soy porque todo lo que he aprendido acerca de trabajar y de mi profesión lo hice en EEUU, al lado de americanos, con las mismas filosofías.

En cuanto a mi educación, soy ingeniero de sistemas. Estudié en la Universidad de California, y aproveché oportunidades de tomar cursos en la Universidad de Cambridge, Inglaterra (Economía Internacional), y Harvard, en Boston, EEUU (Administración de Empresas). Me da mucho gusto haber ido representando a nuestra gente a esos lados, y haber dado una buena impresión de nuestro pueblo ahí.

Aparte de los estudios, he trabajado en la industria diseñando y creando sistemas de información cada vez más grandes y siempre muy interesantes desde los 18 años de edad. La verdad siento raro afirmar que llevo ya más tiempo programando que no programando en mi vida, ¡me siento un poco viejo al decir eso!

Recientemente viví un par de años en Colima, México. Regresé a vivir a México para comenzar una compañía de consultoría de sistemas. Escogí Colima por dos razones: Es un lugar sin esa industria, y aparte tengo parientes que viven ahí.

La verdadera meta de irme a Colima (y a México en general) era de comprobar que los Mexicanos necesitamos la oportunidad de llegar lejos. Fui a México con proyectos en mano y con planes de contratar gente para hacer algo grande ahí.

Este blog nace de mis experiencias de toda la vida, pero más que nada de ese par de años que estuve en México, ya que en realidad descubrí y viví lo que es México (y lo que es ser mexicano) por primera vez como adulto.

Lo que nos lleva a…

¿Cuál es el propósito de escribir este blog?

Tengo mucho que compartir con la gente interesada. Creo que el haber vivido profesionalmente como americano por tanto tiempo me da mucho que compartir ya; juntándolo con mis experiencias de ver las cosas del punto de vista mexicano trabajando al lado de mexicanos me da una vista amplia que puedo compartir con la gente.

En este blog hablo mucho acerca de oportunidades y de superación profesional. De esto tengo mucho que compartir, y mas con el pueblo de México y América latina, ya que he visto que mucha gente no sabe cómo salir adelante cuando están rodeados – y crecieron rodeados de – mediocridad y cuando toda la gente que los rodea acepta esa situación como una realidad aceptable.

En este blog he decidido a escribir acerca de acciones que uno puede tomar, sin importar en donde esté para progresar profesionalmente. No voy a gastar mi tiempo ni el del lector al soñar en este blog y proponer que los políticos corruptos se desaparezcan o de tratar de cambiar cosas que no tenemos el poder de cambiar. Voy a hablar de cosas prácticas y posibles de hacer, de actitudes que uno puede reflexionar y cambiar, y de tomar cargo del futuro de uno mismo para llegar al éxito.

Yo me considero exitoso. Por lo menos bajo mi definición del éxito: Soy feliz con mi familia, no me falta dinero, y estoy donde estoy porque quiero estar. Me gustaría que más gente logre llegar a su propia definición del éxito. Si yo pude lograrlo, cualquiera puede. Llegué a EEUU de ilegal y sin hablar inglés y aún así pude encontrar todo tipo de oportunidades y aprovecharlas. Todo se puede.

Oye, pero tienes algunas opiniones negativas de México y de los mexicanos, ¿eres un malinchista o qué? ¡No voy a leer basuras que hablen mal de mi país!

Es cierto que veo negativamente algunas actitudes de mexicanos… ¡Da coraje ver que alguien sea su propio enemigo! Que quede claro que no odio a la gente latina o mexicana, como dicen, ¡el nopal me lo veo en la cara en el espejo a diario! Lo que no me gusta, y el propósito de este blog, es de trabajar para cambiar las actitudes y hábitos que tenemos que solo sirven para mantenernos abajo. Voy a escribir aquí lo que le diría yo francamente a un buen amigo. La gente que más ha tenido influencia positiva en mi vida son quienes han sido honestos (a veces brutalmente) y me dicen las cosas como son y cómo las necesito oír. Si voy a dedicar mi valioso tiempo a escribir un blog, no puedo hacer menos por ustedes.

En muchos casos lo que debemos de cambiar es nuestra actitud y manera de enfrentar los problemas. La persona no es la actitud ni sus acciones. Hacer algo tonto y tomar una decisión errónea no significa que uno es tonto, significa que uno puede decidir mejor la siguiente vez. Siempre recuerden eso.

¡Ok, pero ni sabes escribir español! ¿Cómo te puedo a tomar en serio?

La buena comunicación es esencial para mí, por lo tanto escribir correctamente en español es muy importante. Si encuentran algo que haya yo escrito mal, por tan menor que sea me gustaría saberlo. No escribo español sin que alguien me lo cheque desde el cuarto año de primaria, y me gustaría mucho perfeccionar mi manera de escribir en español. Agradezco de antemano toda su ayuda en este aspecto.

Conclusión

Pues ya dije entonces quien soy y por que escribo este blog. Nada me gustaría más que saber que ayudé en algo a los lectores de mis artículos. ¡Salgamos adelante juntos!

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El secreto del éxito

El secreto del éxito es este: No hay secreto.

El éxito viene al prepararse, trabajar duro, fracasar, perdonarse y aprender, hacer lo máximo de la oportunidades, y repetir el proceso con oportunidades cada vez mayores. Cualquiera que te prometa algo diferente está mintiendo.

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