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¿Te pagan por pensar o por hacer?
Por Gabriel Magaña Gonzalez - desarrollo profesional - jueves, 10 Jun 2010
Hasta hace un poco tiempo, yo sostenía que me pagaban un buen sueldo por pensar. Mi mente era lo que realmente “rentaba” la gente que me contrataba. Mi experiencia, mi sabiduría, mi habilidad de ver los verdaderos problemas es lo que valía en mí, y era el beneficio que contratarme a mí bridaba.
Estaba equivocado.
A mí, y a todos los demás que trabajamos a cambio de dinero, nos pagan por hacer una cosa: Entregar el trabajo.
Hasta a un filósofo que se dedica a pensar acerca de pensar le pagan por entregar. Terminar el libro, articular su reflexión en un artículo de revista, enseñar la clase, etc. Hasta alguien que tradicionalmente pensamos que “no hace nada” (Palabras de gente que he escuchado, no mías), le pagan por entregar su trabajo.
Todas esas cosas que mencioné antes: Mi experiencia, mi sabiduría, mi habilidad de ver los verdaderos problemas; todo eso sirve, pero son herramientas que tengo para entregar. Si no entrego el trabajo a tiempo y bien hecho, no valen nada las herramientas que tengo a mi disposición. Lo único que vale es el trabajo entregado, bien hecho, a tiempo.
La ética de trabajo en México
Por Gabriel Magaña - Negocios - lunes, 18 May 2009
Me doy cuenta que en México (o por le menos en Colima) la gente no tiene una gran ética de trabajo.
Me sorprende porque los mexicanos que nos vamos a otras tierras (Estados Unidos más que nada), trabajamos muchísimo allá; somos de los trabajadores más confiables que hay. ¿Pero qué pasa con los que estamos acá en México?
Hace poco un programador, uno que yo consideraba de los mejores que había conocido en México se fue de Gobae (mi compañía de consultoría). Se fue en el momento que le asignamos mantener un subsistema que yo consideraba que solo él podría mantener por lo complejo que es su tecnología.
En la junta donde estábamos hablando de proyectos simplemente dijo que se iba al yo decirle que él debería de mantener ese subsistema. Literalmente paramos la junta para que se saliera del edificio.
Ahora… Yo comprendo que tal vez se sorprendió al ser asignado algo que consideraba complejo, o algo que le iba a tomar tiempo aprender. Pero su reacción fue una de “me voy porque no me gusta” en vez de algo constructivo como… Pues cualquier otra respuesta hubiera sido más constructiva. No le pusimos limite de fecha de cuando debía el sistema estar funcionando, ni ningún otro tipo de presión.
Solamente puedo llegar a la conclusión de que no quería trabajar.
Es triste, porque aquí no va a conseguir trabajo que lo haga avanzar tanto como profesional. Ni va a tener un trabajo que lo conduzca a ser todo lo que puede llegar a ser.
Peor bueno, basta con filosofar. Lo que me alarma, aparte de ponerme en alerta de que una persona más para de trabajar con nosotros porque no quiere hacer el trabajo aunque es capaz de hacerlo, es la señal que envía esto.
No puedo, de buena fe, decirle a alguna compañía americana que abra un centro de trabajo en México. Así como he visto a mi gente acá no trabajar, no puedo recomendar a gente que no conozco íntimamente para algún puesto bueno en una compañía buena.
¿Es el problema que estoy en Colima, una ciudad calmada, de donde la gente acostumbra a emigrar a otras ciudades y otros países? Tal vez tendré más suerte si me voy a vivir a Guadalajara y veo que tal la gente trabaja allá… Una persona muy sabia me dice que en Colima no somos buenos para trabajar porque no tenemos hambre, no necesitamos tanto del trabajo para vivir una vida mínimamente satisfactoria. Puede ser verdad, he escuchado que en otros estados de la republica los trabajadores son mucho mejores que aquí.
Pase lo que pase, no voy a cerrar la oficina de Colima. Seguir abierta y trabajando va a depender de la gente que ahorita está en ella. Esa es la acción mas justa que me puedo imaginar.