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¿Tienes posesiones o las posesiones te tienen a ti?
Por Gabriel Magaña Gonzalez - Desarrollo personal - martes, 12 Oct 2010
Es natural pensar por defecto que perseguir el éxito significa perseguir posesiones, rodearse de cierto tipo de gente, y llegar a tener influencia. No nos damos cuenta, que la mayoría de la gente cae en una trampa: Esa imagen del éxito en realidad es una cárcel.
Te las ingenias para ganar más dinero, y de repente tienes una bonita casa, un Mercedes-Benz, amigos, y con el dinero parece que se te quita lo chaparro, feo, y prieto.
Sin embargo no eres feliz.
Esas posesiones, esas amistades de conveniencia, tienen un costo. Las posesiones te atan; la imagen que has creado ante el mundo te previene de ser quien realmente eres. Tampoco puedes hacer lo que quieras, pues hay obligaciones.
Una pregunta simple: ¿Podrías hoy mismo tomar unas vacaciones de un mes sin previo aviso? ¿Puedes hacer tus pagos y mantener tus obligaciones (incluyendo tu trabajo) si decides regalarte un tiempo a ti mismo?
Si tu respuesta es “sí,” felicidades.
Si tu respuesta es “no,” entonces ¿cuánto tiempo te puedes regalar a ti mismo? ¿Una hora? ¿Una tarde? ¿Un día?
Lo que quiero es ponerte a pensar: ¿Son tuyas tus posesiones, o más bien le perteneces tú a tus posesiones? Viéndolo de esa manera, entre menos cosas tenga uno, entre menos necesite uno para vivir, más feliz es uno, más libre, y menos obligado a vivir de cierta manera.
¿A caso no es esa una muy buena definición del éxito?
¿Qué esperas? ¿A que alguien te de permiso?
Por Gabriel Magaña Gonzalez - Desarrollo personal, desarrollo profesional - lunes, 12 Jul 2010
¿Cuál es tu excusa de hoy para no comenzar?
Aquí hay algunas excusas excelentes para no tomar el timón de tu vida y cambiarla de inmediato: No tengo título, no tengo dinero, no tengo conexiones, estoy ocupadísimo, no gano lo suficiente, no hablo inglés, no tengo automóvil, vivo en un país deficiente, mi trabajo ya es difícil sin perseguir mas metas aún, me duele la espalda, perdió Holanda, es mucho riesgo, está lloviendo, mi esposa está dormida, …
La diferencia entre alguien que hace algo de la nada y alguien que no hace nada es que el ganador ignora la voz dentro de su cerebro que le da excusa tras excusa para no tomar acción.
Todos tenemos una persona extremadamente productiva dentro de nosotros. Simplemente esta durmiente, esperando a que dejemos de creerle a las excusas.
El perseguir el éxito es como tener hijos. Nunca hay un tiempo perfecto. Simplemente ocurre cuando tú decides.
PostData: Este artículo de blog lo escribí en un momento muy inoportuno: Estoy a punto de dar un informe de progreso de un proyecto. Si hay una excusa perfecto para no hacer nada es esta.
No todos podemos ser ingenieros
Por Gabriel Magaña Gonzalez - desarrollo profesional - martes, 15 Jun 2010
Yo creo que mi padre no lo sabe, pero una de sus anécdotas humorísticas de su experiencia en la universidad es una de mis favoritas y primeras lecciones del éxito.
Mi padre asistió a la universidad en Morelia, México. La universidad que asistió era del tipo en el cual todos los profesores eran monjes. Por consecuencia, eran muy estrictos con los estudiantes. Esto le sirvió (y continua a servirle) mucho a mi padre ya que a consecuencia, mi padre siempre hace un trabajo bien hecho en todo lo que intenta. No porque mi padre es perfecto, sino porque conscientemente hace el mejor trabajo posible en todo lo que intenta. Pero ese es otro tema.
La historia que mi padre cuenta es esta:
Cuando estudiaba matemáticas, trabajaba sin calculadora, pues no existían. Teníamos regla de cálculo, pero no nos permitían usarlas, y para el tipo de problemas que nos asignaban, ni hubieran ayudado. En un típico examen, el profesor puso el examen entero en el pizarrón, consistía de tres problemas que resolver. Podíamos usar cualquier libro o material de referencia que quisiéramos, pues los problemas no estaban en ningún libro. Así que al escribir los problemas, el profesor procedió a marcharse del salón para darnos tiempo de resolverlos. Al salir vio nuestra expresión en la cara al ver la dificultad de los problemas. El profesor nos dijo estas palabras de consuelo: Oigan, si no pueden resolver estos problemas, no se preocupen. En realidad no hay nada que temer, en serio. No pierdan sueño si no pueden resolver esto. No solo se necesitan ingenieros; alguien tiene que limpiar los baños, barrer los pisos, cargar materiales de construcción; en fin, no se preocupen en lo más mínimo. Ninguno de ustedes se va a quedar sin trabajo si no pueden resolver estos problemas perfectamente. Después del discurso motivacional, se marchó y nos dejó para contestar el examen.
Cuando me contó esta historia mi padre por primera vez, mi reacción fue típica: Que profesor tan cínico y malo. Qué bueno que ya no hay profesores así en el mundo. !Por lo menos que bueno que no me tocó ninguno así a mí!
Pero mientras más observo y más aprendo, me doy cuenta de cuanta verdad había en los comentarios fríos de ese profesor.
Todo esto puedo ver yo como verdadero en el comentario del profesor:
- Llegar a ser “alguien” es difícil
- Vale la pena hacerlo precisamente porque es difícil
- Si fuera fácil, no sería extraordinario, y si no fuera extraordinario, por definición sería mediocre. Ser ingeniero (y más en esos tiempos) es ser extraordinario. Por lo tanto, no va a ser fácil.
- ¿Para qué te estresas? Si has decidido perseguir algo que vale la pena, haces lo que se requiere. Si no, no.
- Siempre tenemos la opción de ser mediocres. Siempre. El camino fácil (no estudiar y no resolver los problemas, por ejemplo) está siempre a la mano. Siempre es una opción. En cuanto uno desee tomarla, la toma uno.
- Hay muchísimo espacio en el mundo para la gente mediocre. Por definición, lo mediocre está presente en todos lados y en la mayoría de la gente.
- Si eres mediocre, está bien. No hay un imperativo de la vida que diga que uno debe de ser extraordinario. Ser mediocre es lo normal. No hay nada de malo en ser normal.
- Por último, si deseas ser excepcional y tienes la habilidad de serlo, no te atrevas a quejarte. Has el trabajo, aprende lo que debes de aprender, aprende a ejecutar bien. No hagas excusas, y si desarrollas el hábito de hacer lo que se necesita hacer para lograr lo que quieres, hasta entonces vas a ser excepcional.
Mi padre es una persona brillante y trabajador. Alguien a quien aprecio muchísimo. No crecí con el (creo que mi madre fue demasiado independiente y fuerte para aguantar ciertas cosas, la verdad no quiero saber que causó su divorcio), pero sí crecí escuchando acerca de mi padre. Cuando por fin lo conocí bien ya de adolescente y adulto, descubrí lo mucho que me parecía yo a él (¡la genética es impresionante!), y lo mucho que él me podía enseñar. Esta simple anécdota, contada con la intención de entretener, me ha dado vueltas en la cabeza desde la primera vez que la escuché.
En muchos aspectos se volvió una de los primeros puntos de referencia del éxito para mí.
Gracias padre, por mis genes, por tu amistad, y por plantar la semilla del éxito en mi mente con esta simple historia. Y bueno, creo que también le debo de agradecer a tu profesor. Hemos todos escuchado del profesor que cambia nuestras vidas, ¿pero cuantas veces hemos escuchado del profesor que cambia la vida de los hijos del estudiante tan directamente?
Como progresar en América Latina (Parte 3) – El hábito de la lectura
Por Gabriel Magaña Gonzalez - General - martes, 8 Jun 2010
Este es un artículo en la serie de artículos sobre el progreso en América Latina:
- Como progresar en América Latina (Parte 1) – Aprender Inglés
- Como progresar en América Latina (Parte 2) – Aprovechar Oportunidad Cuando Tenemos Empleo
- Como progresar en América Latina (Parte 3) – El hábito de la lectura
En nuestros países no se acostumbra a leer. Leemos lo absolutamente requerido en la escuela; y aun así no leemos, porque le pedimos a nuestro amigo que nos deje copiar el trabajo.
Esto no es algo particular a los mediocres de nuestra sociedad: En México las librerías no te permiten ojear los libros, y hasta no puede uno ni ver cuales títulos están disponibles, tiene uno que pedir el libro en un mostrador por nombre a la persona atendiendo.
Todo esto es un grave problema para quien desea progresar. He mencionado que el grandísimo secreto del éxito es que no hay secreto. La clave del progreso es acción inteligente, trabajo duro, y lecciones aprendidas. Sin la lectura, y por ende, sin aprendizaje, ¿de dónde va a venir la acción inteligente? En nuestros países hay un gran vacío de sabiduría de cómo llegar al éxito. ¿De dónde va a llegar esa sabiduría para lograr: 1) Capacitarse y hacerse experto en su campo, y 2) Saber que decisiones tomar y como guiar su carrera profesional?
La respuesta es mediante le lectura. Así como usted, lector, lee este artículo, así mismo debe de leer muchas otras cosas para poder lograr el éxito. No hablo de leer en la web. Aunque es el medio por el cual probablemente esté leyendo este texto, la verdadera y profunda sabiduría se encuentra en los libros. Un libro es un pensamiento completo, una idea explicada de principio a fin, explorando los puntos relevantes a una profundidad que ningún autor de la web pueda hacerlo dedicando a esciribir una hora diaria.
La verdadera sabiduría está en los libros. ¿Está usted listo para regalarse el tiempo de aprender?
Como punto de referencia, yo le dedico tiempo a leer muchos libros. Leo un promedio de tres libros a la vez. Leo acerca de desarrollo y diseño de sistemas, negocios, de las industries en cuyos proyectos trabajo, leo libros de caricaturas humorísticas (si, ¡esos cuentan también!), leo de política, de filosofía, de superación personal, en fin, de todos los temas que me interesan leo.
Siendo ingeniero de sistemas, ¿de qué me sirve leer de cosas que no tienen que ver con mi campo directamente? De muchísimo. Puedo entablar una conversación con cualquier persona acerca de casi cualquier tema. Puedo demonstrar sabiduría básica de muchos temas complejos que no son mi campo. En otras palabras, puedo dar una buena primera impresión. En el mundo de los negocios, sea uno un jefe de empresa o un simple empleado, siempre es bueno dar la mejor primera impresión posible. Uno nunca sabe de dónde va a salir la siguiente oportunidad.
Tener el hábito de leer tiene incontables beneficios. Yo no creo que uno nazca con más inteligencia que cualquier otro, salvo a los que nacen con una deshabilitad mental. Yo creo que uno se acostumbra a aprender o a no aprender. A ser trabajador o a no serlo. A tener iniciativa o a no tenerla. A entablar conversaciones o a no hacerlo. El de la lectura es implemente otro habito que se aprende. Lo que lo hace diferente es que tener el hábito de la lectura es uno que trae beneficios fuera de proporción.
Si usted no está leyendo, si competencia si lo está.
Como comentario final, les hago esta pregunta: ¿Si usted tiene acceso a la información y escoge no absorberla cuando tiene la oportunidad, de quien es culpa si alguna día la necesita y nunca optó por simplemente tomarla? No hay hábito, en mi opinión, que valga más la pena adoptar que el de la lectura continua.
¿Generalista o especialista?
Por Gabriel Magaña Gonzalez - desarrollo profesional - viernes, 4 Jun 2010
En teoría tiene sentido escoger ser un generalista: Uno entiende un poco de muchas cosas y por lo tanto uno puede hacer más cosas en una empresa. En computación, por ejemplo, se ve llamativa la opción de saber un poco de redes, un poco de programación de sistemas, un poco de aplicaciones como Word y Excel, y un poco de administración de bases de datos. ¡Uno es útil para muchas cosas!
El problema es que un generalista sabe meterse en problemas, pero demasiadas veces no sabe salirse de ellos.
Aprender fundamentos es difícil. Estoy hablando de saber no solo el cómo, sino el por qué. También hablo de comprender no solo el 80% de algún tema, sino también el otro 15+% que nos convierte en expertos. Lo que creemos que nunca usaremos “en la vida real.”
¿Por qué la falta de aprecio a la gente que abarca más campo de sabiduría aunque a menos profundidad? Simple: Porque los generalistas son completamente reemplazables.
Hay gente que conoce un poco de todo en todas partes. Hay familiares, hijos, amigos, extraños, conocidos, taxistas, etc. No ayuda mucho que mucha gente estudia campos generalistas (por ejemplo, informática en vez de ingenierías) porque tienen la reputación de ser mas fácil estudio, y porque la gente en general piensa que es mejor servir para varias cosas que para una sola.
Me imagino que algún día fue buena idea saber un poco de todo, para servir en más áreas. Ese tiempo se está acabando. Hace una generación, el graduarse de la preparatoria era ya una gran ventaja, pero los tiempos cambian. Los empleos del mañana son en campos especializados. El que sirve ahora y vale más que el oro es el que sabe hacer cosas difíciles: Es el que sabe resolver problemas. Eso es un especialista.
Las buenas noticias: La mayor oportunidad para especialistas nuevos esta en América Latina. EEUU y el resto del primer mundo tiene muchos especialistas. Nuestros países tienen un gran vacío de especialistas (y ese es un grave problema digno de otro artículo aparte), y cualquier especialista que demuestre su saber tiene muchísimas puertas abiertas.
Por último, les ofrezco una anécdota personal: Soy especialista en mi campo. La última oportunidad que aproveché me llego solita. La empresa me contactó, me invitaron a aprender mas sobre la oportunidad que tenían, me pagaron el viaje a visitarlos (de México a EEUU), y me hicieron una oferta muy buena cuando los visité. Todo esto en tiempo de “crisis” cuando supuestamente no había oportunidades en ningún lado. Créanme: Ser especialista cuesta trabajo, pero es sumamente liberante.
El secreto del éxito
Por Gabriel Magaña Gonzalez - Desarrollo personal, desarrollo profesional - martes, 25 May 2010
El secreto del éxito es este: No hay secreto.
El éxito viene al prepararse, trabajar duro, fracasar, perdonarse y aprender, hacer lo máximo de la oportunidades, y repetir el proceso con oportunidades cada vez mayores. Cualquiera que te prometa algo diferente está mintiendo.
Terminar… La diferencia entre el ganador y perdedor
Por Gabriel Magaña Gonzalez - Desarrollo personal, Productividad - jueves, 22 Abr 2010
¿Quien mueve el mundo? El que termina.
El que comienza es soñador, visionario, inspirador.
Pero el que termina vale más que el oro. Es relevante.
Nosotros queremos pensar que el comenzar, el trabajar duro, y el tener buenas intenciones nos da algo, nos da algún tipo de meta alcanzada, y nos hace valer mas. Pero no basta. Lo que importa es el resultado.
Debemos de aprender a terminar. Haber hecho un esfuerzo vale para lo que nos quieren. «Le echa muchas ganas» dicen los que nos quieren. Al resto del mundo no le importa. El mundo esta lleno de gente con buenas intenciones. Los ganadores, los que admiramos, envidiamos y aspiramos a ser, ellos terminan lo que comienzan.